Existe un límite que debemos manejar entre nuestras responsabilidades y nuestro espacio personal.
La actividad laboral ocupa un gran porcentaje de tiempo en nuestra vida diaria, por ello, esta tarea debería resultar agradable la mayoría de veces. Si, por el contrario, nos encontramos con una mayor presencia de sentimientos negativos como la depresión, el estrés o la ansiedad, es posible que debamos analizar si nos encontramos en el lugar correcto.
Las responsabilidades en el trabajo tienen un límite que no debe interferir con nuestro espacio personal. El exceso de tiempo dedicado al trabajo puede traer consecuencias negativas que afectarán directamente nuestro desempeño laboral.
Según el Centro de Depresión de la Universidad de Michigan, entre el 2% y el 4% de los trabajadores en EE.UU. padece depresión, y hasta el 50% de esos trabajadores experimentan discapacidad a corto plazo. Además, esto le trae consecuencias a los empleadores, de más de 44 mil millones anuales en productividad perdida. Alrededor del 81% de esa pérdida se debe al bajo desempeño de un trabajador deprimido o disconforme.
Es importante hacer un análisis de nuestra situación laboral y evaluar nuestras decisiones, por nuestro bien y el de la empresa. Por ello, compartimos algunas de las señales que indican que nuestro trabajo está afectando nuestra vida personal.
Desmotivación para iniciar la mañana
Es común que en algunas temporadas nos sintamos más agotados; pero si la situación persiste, y se experimenta un exceso de cansancio y falta de energía para iniciar la jornada de trabajo, esto puede ser un indicador de estrés laboral.
Trabajo fuera del horario
Responder mails, realizar reportes, entre otras actividades fuera del horario de oficina, de manera regular y persistente, es una manera de alterar el equilibrio entre el trabajo y la vida cotidiana, lo que puede resultar en un efecto agotador para el empleado.
Incluso, en el trabajo independiente, destinar días y horas a nuestras actividades personales y recreativas, es de vital importancia para un mejor desempeño en el trabajo, ya que una mente despejada y motivada es más eficiente que una mente en constante trabajo.
No poder entablar amistades en la oficina
Si las funciones que realizamos en el trabajo, demandan el total de nuestro tiempo, incluyendo los horarios de almuerzo o de integración entre compañeros, también puede traer efectos negativos en el rendimiento laboral.
Adam Grant, colaborador del New York Times y profesor de la Universidad de Pennsylvania, considera que los trabajos más satisfactorios son aquellos que brindan oportunidades para formar amistades.
Temor constante por perder el empleo
La inseguridad laboral es uno de los principales motivos de estrés laboral. Muchas empresas suelen realizar rotación de personal de manera constante, o cuentan con temporadas en las que se realizan despidos masivos. Esta situación no siempre depende del desempeño del trabajador, por ello, estar prevenido es recomendable, para evitar una salida imprevista.
Si somos conscientes de lo que se avecina, es recomendable estar preparados, manteniendo actualizada nuestra hoja de vida y estando atentos a las nuevas convocatorias.
Las políticas de la empresa
Algunas empresas pueden tener políticas de trabajo o actividades que no estén en armonía con nuestros valores o nuestra ética personal. Si nos mantenemos en una empresa que no está alineada con nuestros objetivos y principios, solo por temas económicos y otros intereses, resultará debilitando nuestra motivación y, por ende, nuestro desempeño laboral no será el más adecuado.
Por ello, es recomendable investigar previamente todo lo necesario sobre la empresa a la que se postula, antes de aceptar una propuesta laboral.