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Preparar a las economías y mercados para el cambio climático: una tarea que no se puede aplazar más

Publicado, 18-11-2020

El cambio climático es el desafío más complejo que tiene que afrontar la humanidad en las próximas décadas y siglos, y tendrá fuertes impactos físicos y económicos en muchos aspectos de la actividad humana. Es clave preparar a las economías, mercados, sociedades y empresas para afrontar y mitigar las contingencias que se puedan presentar.

“Sólo sobrevivirán las organizaciones que logren gestionar sus riesgos financieros y de transición hacia una economía baja en carbono pues podrán adaptarse a un entorno en constante evolución”, Clemente del Valle director del Centro Regional de Finanzas Sostenibles de la Universidad de los Andes y profesor de la Facultad de Administración 

La pandemia generada por el COVID – 19 ha causado diversos desafíos para países, economías y personas; y a pesar de que ha cobrado más de 1,2 millones de vidas en todo el mundo, instancias como la ONU afirman que aún así el cambio climático sigue siendo “más mortal” que el propio virus. 

Cifras de la misma organización confirman que en el 2019 el calentamiento global causó graves consecuencias sobre la salud, la comida y el hogar de millones de personas. Sólo en la región latinoamericana países como Colombia, Brasil, México y Nicaragua se enfrentaron a la mortal epidemia de dengue; en el Corredor Seco de Centroamérica se registró una pérdida de hasta el 70% de cultivos; y países como Brasil, Bolivia y Venezuela experimentaron incendios. Así mismo, en ese año se alcanzó una cifra récord en el nivel del mar y en olas de calor con consecuencias trágicas para la biodiversidad. 

Sin duda alguna el cambio climático es el desafío más complejo que tiene que afrontar la humanidad en las próximas décadas y siglos, y tendrá fuertes impactos físicos y económicos en muchos aspectos de la actividad humana. Por eso es clave preparar a las economías, mercados, sociedades y empresas para afrontar y mitigar las contingencias que se puedan presentar. De acuerdo con Clemente del Valle director del Centro Regional de Finanzas Sostenibles de la Universidad de los Andes y profesor de la Facultad de Administración, “sólo sobrevivirán las organizaciones que logren gestionar sus riesgos financieros vinculados al cambio climático y de transición hacia una economía baja en carbono, pues podrán adaptarse a un entorno en constante evolución”. 

Aunque diversas autoridades gubernamentales y financieras se han cuestionado acerca de la preparación de los sistemas financieros para enfrentar este tipo de riesgos, los propietarios de los activos son responsables de cumplir con sus propios compromisos medio ambientales, identificando riesgos y oportunidades para la mitigación y adaptación al cambio climático. Es así como entender conceptos relacionados a: qué son los riesgos climáticos y por qué se convierten en riesgos financieros, cuáles son las oportunidades de inversión del cambio climático, o las tendencias regulatorias, las discusiones de política y mejores prácticas para el “enverdecimiento” de los inversionistas, son esenciales para garantizar una mejor adaptabilidad al futuro.

El mundo cada vez se está moviendo más hacia economías que utilizan en menor grado las energías fósiles eligiendo a otras como la solar y la eólica en su lugar.  Tarde que temprano, afirma el profesor Clemente, los consumidores van a empezar a exigir cada día más que sus productos incorporen de forma directa o indirecta una menor cantidad de energía fósil, acelerando la transición hacia un mundo más sostenible y más limpio ambientalmente.

En el ámbito financiero, por ejemplo, algunos inversionistas están tomando la decisión de vender sus acciones para evitar los costos que se puedan generar por tener en su portafolio de inversión empresas dependientes de las actividades extractivistas. Por eso, agrega el profesor “estos actores son fundamentales porque son quienes financian a las empresas y los proyectos. Es importante que ellos entiendan los riesgos pero que, a la vez, sepan reaccionar adecuadamente y de forma gradual para no generar más daños que beneficios”. No se trata de detener las actividades de forma abrupta, advierte el experto, sino de empezar a tomar decisiones paulatinas que apoyen una transición hacia prácticas y finanzas más sostenibles.

“Los riesgos de cambio climático tienen una gran incidencia en la actividad de un país, una empresa o una sociedad. Por eso, en la medida en la que se entiendan esos riesgos y cómo gestionarlos se podrán reducir riesgos como la pérdida de la inversión o grandes costos económicos y sociales”, concluye el profesor Clemente del Valle.

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