Alguien dijo que “en tiempos de tempestad es cuando se conoce al buen capitán porque en tiempos de calma el barco navega solo”. Hoy, frente a la crisis que estamos afrontando, es necesario replantear los modelos de liderazgo sobre los cuales se fundamentaron cómodamente las organizaciones y los países para imponer condiciones de dirección que se ajustaran, sin cuestionamiento, a sus directrices estratégicas. Ante la necesidad de tomar decisiones en tiempo real, frente a eventos disruptivos que alteran la normalidad, es indispensable contar con líderes dispuestos a “jugarse la piel”, para actuar de manera inmediata ante los retos que imponen situaciones imprevistas que demandan criterio, información confiable y valor para actuar.