El tratado de la liturgia hace parte importante de la teología y se relaciona de una manera especial con el tratado sobre la Iglesia, ya que es la Iglesia quien cree, celebra y vive comunitariamente el misterio de la fe, es decir, es la protagonista de la economía de salvación que proviene del amor trinitario.
Al estar relacionada directamente con la Iglesia, la Liturgia requiere de la vivencia eclesial, que se mueve en un nivel existencial, y cuando esta vivencia no se da, la liturgia no pasa de ser un rito vacío y sin sentido, mágico y supersticioso. Por este motivo, es menester restablecer la importancia del símbolo y su contenido, y así tocar las fibras profundas del hombre creyente, quien constantemente se interroga y se pregunta sobre el sentido y significado de las cosas.